Premio Nobel de Medicina 2018 para los padres de la inmunoterapia contra el cáncer.
“Los tratamientos desarrollados gracias a los descubrimientos de ambos científicos consiguen ESPOLEAR al sistema inmunitario, entendiendo como tal al conjunto de órganos, tejidos y células que, en los vertebrados, tienen como función reconocer elementos ajenos dando una respuesta mediante la estimulación de su habilidad inherente de atacar las células tumorales, lo que ha supuesto una revolución en las terapias contra el cáncer y ha cambiado totalmente el modo en que vemos cómo afrontar la enfermedad”; ha señalado la academia sueca al anunciar el galardón.
Hasta ahora la medicina oficial utilizaba procedimientos de la edad media para combatir al cáncer (pasar a cuchillo, envenenamiento y la pira del fuego), terapias estándar en el tratamiento contra esta enfermedad, las cuales, no hay duda, han incrementado notoriamente la supervivencia en el paciente oncológico, pero que sin embargo debido a sus efectos secundarios, ocasionan un impacto negativo sobre el estado general del paciente.
Las medicinas holísticas en su intento de integración con la medicina oficial, luchaba por añadir esa cuarta pata que consiste en la nutrición, regulación y equilibrio de los sistemas internos del cuerpo, eso que Hipócrates denominaba “vix medicatrix naturae” y que haría que el propio sistema inmunitario, junto con las técnicas externas de la medicina oficial venciera al cáncer mas rápidamente, de forma mas biológica y sobre todo sin tantos graves efectos secundarios.
Una de las preguntas que se hacen los médicos oficiales cuando se les explica que se puede tratar el cáncer desde dentro del cuerpo, simplemente energizando y regulando nuestro propio sistema inmunológico, es «¿Cómo vas a tratar el cáncer sin tratar en realidad el cáncer?».
Para la medicina oficial, el cáncer es un conjunto de enfermedades que se caracteriza por la proliferación anormal de las células que se dividen sin control y poseen una alta capacidad para invadir órganos, tejidos y diseminarse por el sistema sanguíneo y linfático, y por ello, para su tratamiento, se limitan a atacar el tumor directamente eliminando las células cancerígenas (cirugía, radioterapia quimioterapia), solo hace unos pocos años, se empezaron a utilizar citoquinas, anticuerpos monoclonales e inhibidores de tirosin kinasa, tratamientos que se fijan en el procedimiento del sistema inmune para “generar” células parecidas, pero que realmente no consisten en su utilización. Con la concesión de este Nobel, se ha dado un paso más en la importancia del sistema inmunológico para que pueda identificar apropiadamente a las células tumorales que habían desarrollado mecanismos de invisibilidad inmunológica y de éste modo canalizar a dichas células hacia los mecanismos naturales de muerte, es decir, evitar la inmortalidad tumoral; todo esto sin drogas tóxicas o venenos controlados, es decir sin quimioterapia, más concretamente el descubrimiento consiste en “quitar frenos” y “apoyar los buenos pedales de aceleración” del sistema inmunitario.
No es que, con este galardón , la medicina oficial rinda pleitesía al tratamiento naturista de energización del sistema inmune , pero posiblemente se ha dado otro paso para que la medicina universitaria, acepte la posibilidad, (no demostrada científicamente, pero si demostrada a nivel clínico) de que el ser humano posee una fuerza interna representada por unos sistemas particulares que se ocupan por si solos de mantener la homeostasis interna y luchar contra agentes externos e internos que pretenden dañar el sistema.
La naturaleza se cura a sí misma mediante un principio llamado Vix medicatrix naturae. Para la medicina holística, los hombres como parte integrante de la naturaleza, también poseemos la cualidad innata de sanar, sólo tenemos que favorecer el poder curativo de la naturaleza y no entorpecerla.
Desde la medicina Spagyrica entendemos al sistema inmunológico configurado como una compleja red interactiva, cuyos elementos aparecen como un extenso grupo de personas conversando entre sí, intercambiando información, no sólo por tanto, como guerreros centinelas en busca de enemigos. El comprender fisiológicamente este concepto nos permitirá no tener que confiar en una vis medicatrix mágica, esotérica y falta de ciencia, sino que se trata de confiar en lo que conocemos e intentar aprender lo que desconocemos, buscar la raíz de ciertas condiciones de salud, en particular las que tienen que ver con estilos de vida incorrectos. Hoy en día los hábitos alimenticios inadecuados, la patología ambiental y el estrés se estima que son la causa del 70 por ciento de las enfermedades modernas.
La Spagyria en lo que entendemos como su energía de defensa, o fuerza curativa (MARCIAL de ataque – MERCURIAL de comunicación) no se enfrenta a la enfermedad, pero si refuerza y energetiza las líneas de defensa del organismo otorgando un nuevo movimiento para que de esta forma el mismo se libere de la agresión recibida, reequilibrando y memorizando la experiencia positiva frente a la enfermedad,
esta fuerza curativa “Vix medicatrix naturae”, no es otra cosa que la homeostasis “un equilibrio interno del cuerpo mantenido por un proceso dinámico de retroalimentación y regulación”.
Si además la medicina oficial entiende la importancia de mantener limpio el espacio de Pischinger de restos metabólicos, mediante drenajes de emuntorios y de esa forma favorecer la intercomunicación celular, veremos aumentar las posibilidades de mejora en el tratamiento del cáncer.
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